ISBN:978612-4059-05-6 203 PP
Reseña: En el contexto de los últimos esfuerzos del imperio español por mantener sus privilegios en el Perú, Dionisio de Gaviria y Landázuri, señor de Lunahuaná, rememora la historia de sus fueros familiares, que es la historia de un criollo orgulloso de su alcurnia enfrentado a las nuevas condiciones de la época. Las andanzas del protagonista, que salta de los duelos y pendencias a los hechos de mujeres de diversa condición social y, de alli, a la prisión y luego al campo de batalla, permiten la reconstrucción de los últimos años de la colonia tanto en el Perú como en otros escenarios internaciones.
Como es propio en el autor, el lenguaje así como los hechos históricos presentados y las referencias culturales están cuidadosamente diseñados. Los conflictos entre españoles y criollos se advierten no solo en las confrontaciones entre personajes sino incluso en el interior del protagonista cuya mentalidad y reglas de pensamiento se encuentran en conflicto permanente.
ENTREVISTAS AL AUTOR
Diario El Comercio , Feb.2010
ESCRIBIR BAJO LA SOMBRA DE LA HISTORIA
LA REEDICIÓN DE “EL SEÑOR DE LUNAHUANÁ” DEL ESCRITOR PERUANO NOS SUMERGE EN LA ÉPOCA VIRREINAL Y NOS NARRA UNA REVANCHA QUE SOLO LA DA LA FICCIÓN. EN LA OBRA HAY AVENTURA, AMOR, LUCHA Y DESOLACIÓN
Por: Gonzalo Galarza Cerf
Primero es la historia. Después, su reconstrucción a través de la ficción. Carlos Thorne no solo escribe sobre personajes como San Martín, victoriosos al fin y al cabo, sino también sobre otros que solo la literatura permite, como Dionisio de Gaviria, un criollo limeño que busca la libertad a través de la rebelión en la época del Perú virreinal. “Lo encajo dentro de un contexto real que me permite profundizar en personajes secundarios que sí son reales y dar ojeada crítica, explícita, y juzgar, siempre hay que juzgar, sobre todo como escritor, es tan lindo, pero sin apasionarse demasiado”, dice Thorne.
"El señor de Lunahuaná” es la búsqueda de Dionisio de la libertad, un aventurero creyente de la democracia
Sí. Es el criollo peruano en esta época de la Colonia y su ímpetu de busca de la libertad, del amor y el sexo, de la aventura y la rebelión. Siente que la ciudad es opresiva y un poco salvaje, y había que asumir una postura de valor. Uno se jugaba la vida. El Perú de esa época dentro de su refinamiento virreinal era un poco así. Es un mundo todavía en ebullición. La conciencia de patria ya se tenía, se había conseguido. Porque el Virreinato, para mí, es el momento donde se forja esta conciencia. Y se va formando una clase de mestizos y criollos que saben que ese Perú es su territorio donde van a vivir y morir y donde van a gobernar. Pero los españoles vienen y son los funcionarios los que gobiernan.
El entorno lo lleva a la rebeldía, vivía privado de su libertad
Él intuye que la revolución de los insurgentes de Río de Plata tiene que extenderse al Perú. En esa época hubo muchos peruanos que cooperaron, pero ninguno se alzó. Se dieron algunos intentos de golpes pero nunca cuajó. Yo he querido sintetizar ese momento, esa cosa que tenía el peruano de la época: el espíritu de libertad.
¿Se había forjado el concepto de patria pero faltaba el que comande la revolución?
Quería insistir en eso: en que en el Perú pudo haber un personaje de esa naturaleza. Pero tuvimos que recurrir a San Martín y Simón Bolívar. De repente la gente culta fue demasiado tímida. Pero había gente de coraje.
¿A qué atribuye eso usted? Porque eso habla del peruano de hoy, que no reclama…
Faltó coraje. En el Perú ahora hay tantas cosas y todo parece muy bonito pero debajo de esa superficie adornada hay un mar de fondo: un poder de corrupción. ¿Qué pasa con las transnacionales? ¿Cómo se maneja el canon? Lo que pasa es terrible.
¿Es esa su ambición: traer el pasado para entender el presente?
Uno reniega del Perú pero al final lo ama y se rebela con lo que está pasando. Algo tiene que traer la historia al presente para saber cómo será el futuro. La vida es una secuencia destinada por lo que vino atrás. Y es posible enderezar el futuro al ver el pasado.
La novela histórica es su obsesión…
Yo me siento como criollo vocero de esto. Soy una mezcla, un esquizoide peruano. Mi abuelo, Rolly Thorne, mitad norteamericano y mitad peruano, peleó en la batalla de Lima. Mi tío abuelo Charle Thorne peleó en la guerra de secesión norteamericana como yanqui y luego vino acá y peleó en la batalla de Mayo. Y tuve un antepasado que fue guerrillero en la época de San Martín. Me siento heredero de ese ambiente y recreo eso: la venida de mis antepasados. Pero debajo de la ficción hay una visión desoladora y a veces pesimista de lo que somos y hacia donde vamos. Esa mirada para desgarrar el telón que cubre los ojos de lo que vivimos en este presente, para finalmente saber lo que somos.
Fuente: http://elcomercio.pe/impresa/notas/escribir-bajo-sombra-historia/20100207/411485
Diario Expreso, Marzo 2010
SEÑOR DE LAS LETRAS
Por: Ricardo Altamirano
El escritor acaba de publicar su novela “El señor de Lunahuaná”.
–¿En “El Señor de Lunahuaná” el personaje que elige usted es un criollo idealista que quiere hacer lo que siente que está bien? ¿Qué tan importante son los ideales para usted?
La importancia de los ideales es definitiva y en “El señor de Lunahuaná” lo tomo en cuenta siempre, además el amor a la libertad de mi personaje Dionisio de Gaviria y también el amor a la mujer, pero lo que siempre prevalecerá son los grandes ideales que mueven al hombre a cambiar la historia, pues si no hay ideales la vida del hombre carecería de sentido.
–¿Es una necesidad contar con personajes que tengan que ver de alguna manera con la historia?
Yo creo que todo hombre debe tener conciencia de su propio pasado, en mi caso conozco lo que han hecho mis antepasados en la medida que les toco ya sea en la guerra y en la gran industria y en la vida, y fundamentalmente eso me interesa porque en una forma u otra estos hechos me han formado y me indican siempre un camino a seguir desde el punto de vista ético.
–¿Qué tan importante es la reflexión en las novelas históricas para usted?
Yo creo que se ha estado trabajado el relato histórico dándole una importancia a los grandes personajes, porque son las individualidades y los forjadores de los movimientos los que producen el cambio en la vida del hombre y por lo tanto la reflexión va en cierta manera sobre los ideales que mueven a esos grandes personajes en el proceso que gira la historia.
–¿Cree que actualmente los jóvenes escritores le dan importancia a la novela histórica?
Mira, la historia es rica en sucesos y para un escritor peruano dedicarse a escribir novelas históricas tendría que tener una gran formación humanística, leer a los clásicos y sobre todo un conocimiento de la historia del mundo y por eso estos jóvenes escritores no tienen muchas veces esa formación cultural indispensable para escribir una novela histórica. Tener un previo aprendizaje.
–Hay que investigar mucho…
Bastante, y meterse en ese mundo, pues si no lo hago no voy a poder escribir sobre estos personajes de manera verosímil y representativo porque al final tengo que representar al mal con el mal y al bien con el bien y sobre todo conocer quiénes representan al mal y quiénes al bien.
–¿Para un escritor es posible ser un idealista y ser libre escribiendo novelas históricas sin pensar en vender libros?
Yo me siento muy comprometido en dar una idea de la vida del hombre y también una idea de la historia. Me apasionan los grandes temas y analizar las grandes pasiones que mueven al hombre en el proceso histórico para sacar así una reflexión sobre nosotros mismos. Y en lo personal siento que escribir es hacer pensar e iluminar la conciencia del lector.
–Usted es abogado, ensayista, escritor… ¿Cómo se considera usted?
Soy un escritor que ha asumido varios roles en la vida como padre de familia, marido y amante; y en este caso yo soy un escritor que jamás renunciará a lo que ama: escribir.
Fuente: http://www.expreso.com.pe/edicion/index.php?option=com_content&task=view&id=92230&Itemid=37
CONTENIDO:
(Fragmento inicial).
Penas, sed más rigurosas
para alivio del que os pasa;
que el cuchillo que más corta,
menos afila al que mata,
que os preciáis de más tiranas,
y hace más cruel al verdugo
la piedad en la que tarda.
JUAN DEL VALLE CAVIEDES
Sí, yo no pude justificar porque fui a visitar la fragata inglesa anclada en la isla de San Lorenzo, que se hallaba en franquía y que abordé por la amura de barlovento en compañía de mi tío don Alonso de Olaen, catedrático de Prima de la Medicina en la Real Universidad de San Marcos, no lograron mis argumentos convencer al Conde de Casa Jara, a Felipe de Azaña y Zárate, que durante mi proceso heredó el título de Conde de Montesclaros de Sapán, a Pedro José de Osma, a Tomás de Vergara, caballero de Calatrava, … (…).
Libro Editado por: Universidad Ricardo Palma (S/.20.00)
LunahuanaWeb
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