Había que celebrar y lo hicieron toda la semana,
Al día siguiente, fecha central de la celebración, la Plaza de Armas del pueblo lucía mucho más colorida que de costumbre. Cientos de personas decidieron dedicarle unos minutos al pueblo que los vio nacer. Una misa, el izamiento del pabellón y la condecoración a lunahuanenses ilustres coparon la mañana. Ese día, por la tarde, las mujeres locales cocinaron los mejores platos a base de camarones y los turistas se aventuraron al río Cañete para dejar fluir su adrenalina, como un homenaje a la naturaleza.
Las celebraciones duraron toda la semana. El pisco por poco se acaba y los guías terminaron exhaustos. Los que se perdieron esta fiesta pueden sacarse el clavo yendo este fin semana a disfrutar de la comida, la naturaleza y los deportes extremos.
Fuente: Diario ElComercio
Fotos: Archivo
LunahuanaWeb
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