En el anexo de Uchupampa, ante el susurro de las aguas del río Cañete, Olinda Yactayo, celebre cocinera y dulcera, quien heredó los saberes de su madre Margarita Casas, muele, en el lítico batán, de una amplia piedra plana y otra pequeña llamada “uña”, papa y camote –ambos sancochados–.
Sin parar, continúa el procedimiento por aproximadamente diez minutos. Se detiene y agrega el producto en una olla que contiene yuca, zapallo y agua –que previamente se hirvió con anís–. Mezcla y mezcla, hasta formar una maza, mientras muy cerca de ahí, a fuego lento, la miel de higo (hojas de higo, azúcar rubia, canela y agua) se va cocinando.
Retira la olla, que contiene la miel, y, sobre fuego medio, coloca un perol de cobre. Agrega abundante aceite y espera que llegue a su punto para, inmediatamente, humedecer sus manos, tomar una pequeña porción de la masa, hacer un agujero en el centro y freírla, hasta que dore. Vuelve a repetir el proceso con la masa restante, una y otra vez.
Extrae los buñuelos –o picarones– con una varilla y los coloca sobre un pequeño plato decorado con hojas de higo. Rosea la miel y, sonriente, expresa que “es preferible degustarlos cuando estén borrachitos”. A simple cristiano: cuando estén fríos y se vuelvan flexibles. Pero lo mejor, no tiene levadura. (Expresión registrada en el anexo de Uchupampa, distrito Lunahuaná, provincia Cañete).
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Detalle: Para aprender y degustar los saberes de Olinda Yactayo, usted puede ubicarla en su hogar ubicado en la misma carretera hacia Yauyos en el anexo de Uchupampa (Lunahuaná, Cañete). O llamando al 982356831 para contactarla.
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En el anexo de Uchupampa(Lunahuaná), ante el susurro de las aguas del río Cañete, Olinda Yactayo, celebre cocinera y dulcera, quien heredó los saberes de su madre Margarita Casas, muele, en el lítico batán, de una amplia piedra plana y otra pequeña llamada “uña”, papa y camote –ambos sancochados–.
Texto y fotos:
Luis Pérez Manrique
Sin parar, continúa el procedimiento por aproximadamente diez minutos. Se detiene y agrega el producto en una olla que contiene yuca, zapallo y agua –que previamente se hirvió con anís–. Mezcla y mezcla, hasta formar una maza, mientras muy cerca de ahí, a fuego lento, la miel de higo (hojas de higo, azúcar rubia, canela y agua) se va cocinando.
Retira la olla, que contiene la miel, y, sobre fuego medio, coloca un perol de cobre. Agrega abundante aceite y espera que llegue a su punto para, inmediatamente, humedecer sus manos, tomar una pequeña porción de la masa, hacer un agujero en el centro y freírla, hasta que dore. Vuelve a repetir el proceso con la masa restante, una y otra vez.
Extrae los buñuelos –o picarones– con una varilla y los coloca sobre un pequeño plato decorado con hojas de higo. Rosea la miel y, sonriente, expresa que “es preferible degustarlos cuando estén borrachitos”. A simple cristiano: cuando estén fríos y se vuelvan flexibles. Pero lo mejor, no tiene levadura. (Expresión registrada en el anexo de Uchupampa, distrito Lunahuaná, provincia Cañete).
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